Se acabó la paz y la tranquilidad de la época estival con el asalto a dos supermercados con la participación del alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, quien ha logrado atraer la atención de los medios de comunicación nacionales, con una acción de propaganda contundente aunque bastante rudimentaria, lo que no deja de tener mérito.
Juan Manuel Sánchez Gordillo quería, a su manera, denunciar las grandes diferencias sociales que se están produciendo en nuestro país a raíz de las medidas de ajuste, recortes y repagos que está llevando a cabo el Partido Popular. Sin embargo, ha cometido un montón de errores descomunales, empezando por la “gorilada” de no pasar por caja. Después, para rematar la faena, Gordillo equiparó su hurto, pequeño y doméstico, con el atraco millonario de Bankia, el mismo razonamiento simplón que emplearon Roca, Julián Muñoz y otros ilustres chorizos cuando declararon ante el juez.
Gordillo dice que saquear un Mercadona en nombre de los desplumados no es nada al lado de lo de Bankia, que robar comida para los pobres no es lo mismo que desmantelar un banco. Sin embargo, se olvida que jurídica y técnicamente resulta que sí, que son lo mismo. Un robo es un delito, lo mires por arriba o por abajo, y para llamar la atención sobre la desesperación de miles y miles de familias no hacía falta asaltar un supermercado con una banda de jornaleros y, de paso, hacer que llore una cajera, la cual, es también una obrera y de clase trabajadora.
El hombre buscaba publicidad para los hambrientos y tiró por la calle de en medio, sin caer en la cuenta de que en medio de la calle no había banqueros ni políticos sino la clase trabajadora llorando a moco tendido, y que esas lágrimas, proletarias y calientes, va a emplearlas el adversario político como artillería pesada. Porque lo que ha conseguido Gordillo es que la avanzadilla mediática de la derecha desvíe la atención hacia su persona y sus acciones para que no se hable ni del rescate, ni de la eliminación de la ayuda de los 400 euros, ni de la restrictiva política abortista de Gallardón, ni de los ERES sin acuerdos con sindicatos en las administraciones públicas…
Juan Manuel Sánchez Gordillo se ha equivocado con sus acciones totalmente desafortunadas, inadmisibles e injustificables. Acciones que ya están siendo utilizadas por el PP y sus satélites mediáticos para justificar recortes de derechos y libertades para que España no se convierta en la “ley de la selva” como ha llegado a decir el propio Ministro del Interior.
Si bien es cierto que el trasfondo de esas acciones inexcusables es invitarnos a reflexionar por qué se ha llegado a la situación en la que estamos, y si es éste camino de recortes salvajes el que nos sacará de la crisis o hay otros, lo que está claro es que, en estos momentos, lo último que hay que hacer es darle argumentos al Gobierno para que se justifique y resulta que, Juan Manuel Sánchez Gordillo, se los ha dado.
12/08/2012
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