¿El mundo se enfrenta a otra gran crisis económica como la del 2008? Todo va a depender de cómo gestionen el impacto económico del coronavirus las autoridades monetarias y gubernamentales.
En opinión de Juan Ignacio Crespo, el analista que predijo la recesión que sufrimos hace 12 años, “todo va a depender de que quiebre una gran corporación y arrastre a una entidad financiera occidental. En ese caso se desatará el pánico y repetiríamos los sucesos que se produjeron como consecuencia de la comercialización de activos tóxicos al inicio del siglo”.
Presuntamente hemos aprendido algo de la Gran Recesión y es de esperar que no se cometan los mismos errores. Entonces fue China quien nos salvó al inyectar al sistema financiero ingentes cantidades de dinero, ahora hará lo mismo y no dejará quebrar a ninguno de sus grandes bancos. Los bancos centrales previsiblemente harán lo propio para evitar la crisis financiera y todo quedaría en un frenazo de la economía y del comercio mundial. Pero ahora es una crisis industrial que se ha producido en el corazón de la fábrica del mundo.
De lo que no hay duda es que el impacto económico del coronavirus lo vamos a sentir todos. Puede ser más o menos intenso dependiendo lo que se tarde en controlar la pandemia y de las medidas que tomen los gobiernos. En el caso de España la principal amenaza es el turismo. De hecho, será muy difícil que se puedan repetir las cifras de ingresos y de llegadas registradas el año pasado. Eso tendrá un impacto en el crecimiento y en el empleo. Otro sector amenazado será el del automóvil, ya que una gran parte de los componentes vienen de China y allí la producción está paralizada. Y también el textil, porque las grandes empresas españolas como Inditex o Mango tienen muy localizada su producción en esa región. Lo mismo se puede decir de la electrónica y un gran número de sectores manufactureros.
Haber convertido China en la fábrica del mundo supone haber creado una enorme dependencia del gigante asiático. Otra consecuencia no deseada ni prevista de la globalización. Tan es así que se empieza a temer un desabastecimiento de determinados fármacos que se producen en Wuhan. Estas circunstancias han puesto sobre la mesa la necesidad de desglobalizar o al menos diversificar la producción como está haciendo Estados Unidos, que ha vuelto a poner su mirada en México. De lo que no hay dudas es que la economía mundial será distinta tras el coronavirus, como cambió tras la Gran Recesión.
En este contexto, el Gobierno de Pedro Sánchez tendría que replantearse los presupuestos y sus proyecciones macroeconómicas para el presente ejercicio. La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha reconocido que aún no se puede evaluar el impacto económico del Covid-19. De esta manera evita cometer uno de los grandes errores que cometió Pedro Solbes en el 2009, cuando se atrevió a cuantificar el impacto de la crisis financiera en la economía española en apenas el 0,2% del PIB. Lo más sensato sería seguir con la prórroga presupuestaria este año y concentrarse en preparar las cuentas del 2021 con más datos.
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