Por mucho que se empeñen en intentar negarlo, está claro que el pasado domingo el PSOE en su conjunto dio un gran ejemplo de democracia interna con la celebración, por vez primera en España, de unas elecciones primarias internas en las que la totalidad de sus militantes eligieron de forma directa a quienes desde ahora serán sus máximos dirigentes.
En el caso del PSOE, con la concurrencia de tres candidatos distintos que contaban conjuntamente con los avales del 38,7% de la militancia del partido, previo un debate público entre ellos y tras haberse recorrido cada uno de ellos gran número de las agrupaciones socialistas de toda España a la búsqueda de votos, el 67% de los cerca de 200.000 militantes socialistas fueron a votar y, con una mayoría clara del 48,68%, unos 62.411 votos, eligieron a Pedro Sánchez como nuevo secretario general del PSOE.
Con el apoyo de casi la mitad del conjunto de la militancia socialista de toda España, Pedro Sánchez accederá entonces a un liderazgo que debe imprimir un nuevo y renovado impulso a un PSOE que lleva ya demasiado tiempo en horas bajas, tanto por sus propios errores y defectos como a consecuencia de la crisis global de la socialdemocracia europea. Hará bien Pedro Sánchez en no minusvalorar al 36,20% de los militantes, unos 46.408 y entre los que me incluyo, que dimos el apoyo a Eduardo Madina, ni menospreciar tampoco al 15,12% de los militantes, unos 9.912, que votaron por José Antonio Pérez Tapias.
La alta participación de la militancia socialista en estas elecciones primarias internas constituye, sin duda alguna, un ejemplo a seguir por parte de todas las restantes formaciones políticas. Es un primer paso hacia la tan necesaria regeneración política. Pero es solo un primer paso, al que deben seguir muchos más. El primero debe ser la configuración de una nueva dirección que aúne las distintas sensibilidades ideológicas, políticas y territoriales que conforman la rica pluralidad del PSOE. Deberá unir también la necesaria renovación generacional y la experiencia, renunciando por tanto al adanismo.
Por el momento, Pedro Sánchez se ha comprometido a situarse “tan a la izquierda” como los militantes del PSOE, promete “un giro a la izquierda que gane elecciones”, toma como referentes a Felipe González y Matteo Renzi, y recuerda que “ambos han reunido dos cualidades: ser de izquierda y ser reformistas”. Ahora le toca demostrar en la arena política, que está capacitado para pilotar el cambio de rumbo socialista y el cambio de dirección que necesita el país.
Leave a reply