Las elecciones catalanas nos dejan varias lecturas: Por un lado, que la coalición por el sí obtenga el 47% de los votos, cuando vendieron que eran unas elecciones plebiscitarias, es una derrota se mire por donde se mire. Y por otro lado, la gran cantidad de escaños de la coalición abre un nuevo escenario parlamentario en Catalunya. Un escenario que no esperará a la elección del nuevo Presidente del Gobierno de España tras las generales.
Por tanto, se hace necesario, en este momento, una reunión bilateral entre el Presidente Rajoy y el jefe de la oposición, Pedro Sánchez. Convocar, de manera urgente, la Conferencia de Presidentes Autonómicos e iniciar el diseño de una hoja de ruta que reactive la reforma de los Estatutos de Autonomía, y dibuje una solución consensuada a la problemática territorial.
Pero más allá de los datos, estas elecciones constatan una división sin precedentes en la sociedad catalana. Se imponen políticos y políticas capaz de restañar las heridas y de tejer un nuevo espacio de convivencia. Catalunya se convierte, desde ya, en el eje de la campaña para las generales.
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