Dos millones no son pocos. No son todos, pero no son pocos. El 09 de noviembre de 2014, pasará a la historia por ser el día en que las y los catalanes fueron llamados a una consulta ciudadana y votaron para decidir si querían o no la independencia.
Es verdad que votaron de aquella manera, sin censos, sin un marco legal e institucional que respaldara la consulta y sin la más mínima garantía de veracidad, pero, votaron, que es lo que cuenta. Esa misma noche, entre una calma tensa y una importante expectación por lo que sucedía en el Centro Internacional de Prensa de Barcelona, la ciudadanía esperaba un mensaje del Presidente del Gobierno que marcara el rumbo de la agenda y vislumbrara los pasos que se iban a dar en las próximas fechas.
Rajoy perdió la gran oportunidad para dejar de de ponerse de perfil cuando las cosas se ponen feas y salir, en rueda de prensa, a lanzarle un claro mensaje a Artur Mas y decirle que esta situación no puede seguir así. Que las tensiones territoriales deben acabar y que se deben buscar las fórmulas políticas y legales que permitan un encaje de Catalunya en un nuevo marco de convivencia. Que no se entiende Catalunya sin España ni España sin Catalunya y que, por ello, convocaba al Presidente de la Generalitat a una reunión en el Palacio de La Moncloa para iniciar una ronda de contactos bilaterales para buscar una solución dialogada al conflicto.
Quizás es eso lo que a uno le hubiera gustado escuchar, pero bien es cierto que ni negando la realidad ni mirando para otro lado se va a solucionar un conflicto que corre el riesgo de atascarse y enquistarse por falta de diálogo y capacidad de miras a largo plazo. El 9-N ha demostrado que hay un germen en la sociedad catalana que debe tomarse en serio, que no se puede menospreciar a quienes se han alejado de una convivencia compartida y que, quienes quieren seguir manteniendo esa convivencia, necesitan respuestas y soluciones.
Es necesario reflexionar y tender un diálogo que nos lleve hacia una tercera vía. La vía de la reforma constitucional encaminada hacia un Estado Federal que podría dar respuesta a las reivindicaciones catalanas y permitiría establecer un nuevo marco político, social y económico centrado en resolver los grandes problemas de nuestra sociedad actual.
10/11/14
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