Cada día que pasa estamos asistiendo a guerras fratricidas en ayuntamientos y en cabildos en las islas canarias en una auténtica batalla campal que la ciudadanía no termina de entender.
Los posicionamientos políticos de difícil encaje ideológico utilizando argumentos rocambolescos para justificarlos y que sirven de justificación para quienes opinan que están en otra esfera dimensional donde los problemas del día a día les quedan bastante lejos. Los constantes bailes de siglas en las instituciones canarias con gobiernos que ayer era de CC-PSOE y hoy de PSOE-PP y que mañana volverán a ser de CC-PSOE o de CC-PP no son buenos para unas instituciones que necesitan estabilidad para solucionar los grandes retos que tiene por delante, ni para un sistema democrático herido de gravedad y que necesita de personas que le den credibilidad y estabilidad.
Mociones de censura como la de los municipios de Tacoronte en Tenerife, donde los concejales del PSOE, ya expulsados, y del PP fulminan a CC, los Llanos de Aridane en La Palma, donde CC y PSOE alejan del poder al PP, las peleas en Lanzarote entre instituciones gobernadas por CC y que amenazan con llevarse el Cabildo insular por delante, la reciente moción de censura en el Cabildo de la Palma entre los ya ex consejeros del PSOE con el PP para desbancar del poder a CC, o las que están por venir más que presumiblemente en Ayuntamientos donde la ingobernabilidad es absoluta, como en la ciudad de Telde o la Villa de Ingenio en Gran Canaria, lo único que hace es provocar un hartazgo entre una ciudadanía cada vez más cansada.
A la gente le da igual que esos movimientos desestabilizadores provengan de Madrid donde el Ministro del petróleo, también conocido como José Manuel Soria, juega a Virrey de la colonia y pone y quita fichas del puzle para que el Gobierno de Canarias se parta en dos y tener vía libre para su desembarco como salvador y mesías en 2015.
A la gente no le interesa saber que esta inestabilidad en determinadas instituciones se produce porque una parte del nacionalismo aburguesado y apoltronado se siente más cómodo gobernando con la derecha más rancia que le seguirá manteniendo en el poder a cambio de mirar para otro lado cuando en Madrid le den el hachazo a los fondos económicos para Canarias. A la gente le importa muy poco que algunos hayan vendido su ideología y la razón que un día les llevó a estar donde están por el falso espejismo de un oasis lleno de agua clara, pura y cristalina en medio de un desierto que el tiempo, más pronto que tarde, se encargará de borrar.
A la gente lo que le importa es poder llegar a final de mes con algo que tener en la nevera. Es duro sí, pero es la realidad del día a día de una comunidad que sufre, que lo está pasando mal y que a pesar de todos los esfuerzos que se ponen para remediarlo, algunos insisten en tirarlo por el sumidero por egos personales, oportunismo político o vaya usted a saber por qué.
El daño que se está haciendo es de una dimensión incalculable para las propias instituciones canarias y para la democracia en sí en un momento tan delicado como el que vivimos actualmente.
Flaco favor se les está haciendo a las instituciones canarias cuando el máximo responsable de un Cabildo o Ayuntamiento cambia de nombre cada cuatro meses y flaco favor se le hace a un sistema democrático que es percibido con desasosiego y rechazo por la ciudadanía que ya no es que vean que esas instituciones no les resuelven el problema, sino que se han convertido en parte de su problema.
Y mientras algunos están jugando a la “ruleta rusa” con las instituciones y están apuntando directamente a la cabeza de la ciudadanía, no se dan cuenta que en cualquier momento saldrá disparada la bala del hartazgo social y para entonces, quizás ya será tarde intentar poner remedio.
16/11/2013
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