La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria SAREB, más conocido por el “banco malo”, ya está dando sus primeros pasitos después de haber nacido, y de momento, será una sociedad pública, aunque el Gobierno espera la implicación del capital privado que ya ha dicho no.
La función de SAREB será hacerse cargo de los activos “tóxicos” de los bancos. Recordemos que los activos “tóxicos” son principalmente inmobiliarios valorados a precios de antes de la crisis y los bancos no lo han actualizado porque de hacerlo, tendrían que declarar unas pérdidas que les llevaría a la quiebra.
Por tanto, Sareb, para evitar precisamente la quiebra de los bancos, debería adquirir los activos “tóxicos” al precio que tienen reflejados los bancos en sus balances, es decir a un precio muy por encima del actual. Después, Sareb, debe proceder a su venta para recuperar algo de su valor pero sin dejar desplomarse el mercado inmobiliario. Su objetivo lo aleja, por tanto, de los bancos al uso, convirtiéndolo en un agencia inmobiliaria gigantesca.
Entonces, ¿dónde está el truco? Si las entidades en crisis no pueden vender sus activos tóxicos directamente porque quebrarían y Sareb no puede pagarles ese precio, ¿Cómo va a evitar el Gobierno que quiebren? ¿Quién se hará cargo de las pérdidas?
Pues ahí entra la Unión Europea quien se hará cargo de la criatura. ¿Cómo? Pues a través de un rescate que tiene que solicitar el Gobierno de España a través del FROB, Fondo de Reestructuración Bancaria Ordenada,yrepartir los fondos necesarios entre las entidades con problemas, aportándoles la diferencia de valoración de los activos como ayuda pública.
Una vez concedidas las ayudas, el Estado deberá ir devolviéndolas a la Unión Europea con sus correspondientes intereses aunque no consiga recuperarlas de las entidades. Esto obligará a retocar un poco los Presupuestos Generales del Estado de los próximos años para poder pagar el rescate y sus intereses.
SAREB tiene prevista una vida de 10 años. Una vez que se hayan vendido los activos “tóxicos”, será privatizado en favor de uno de los pocos bancos que superarán la fase de fusiones, y a un precio muy bajo.
Según el Gobierno, SAREB nace con la idea de no generar pérdidas para el contribuyente, hecho que es rotundamente falso, puesto que habilita los mecanismos para subvencionar el ladrillo, en manos de los bancos, con dinero de todos y para que las cajas acaben engrosando el patrimonio de los grandes bancos. Como ejemplo, La Caixa ha adquirido recientemente el Banco de Valencia por el importe de un euro, después de que el Gobierno le haya inyectado más de 5.500 millones de euros.
Casos similares son los de la CAM, adquirida por el Banco Sabadell y Unnim, por el BBVA. Este actuar hace pensar que ya se está produciendo la primera fase del rescate, pues hará falta más dinero para limpiar el sector financiero.
Según cifras oficiales se estima que los activos problemáticos rondan los 200.000 millones de euros y el Gobierno seguirá insistiendo en el carácter privado del banco malo pero el mayor riesgo es soportado por el Estado, quien avala la deuda. Así pues, por mucho que el Gobierno nos quiera vender las bondades del “banco malo”, la factura de la orgía especulativa inmobiliaria la pagaremos todas y todos, a costa de la sanidad, la educación, y de todo el estado del bienestar.
Lo peor de todos es que la historia ha demostrado que no es la solución al problema, como comentabamos en el artículo «Repasemos la historia y aprendamos de ella».
11/12/2012
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