Se apagó una de esas antorchas brillantes que iluminan el mundo y lo sacan de su ingenuidad. Anoche se fue Mandela. En estos tiempos en que prima el saqueo, impune y generalizado, en que se pisotean los derechos de los hombres de manera salvaje, las constituciones se violan hasta la vergüenza, se aniquila y se hiere de manera “legal”, personas como Mandela no deberían faltarnos.
Ya lo dijo Salvador Dalí en su última comunicación antes de morir “los genios no deberían morirse, porque son necesarios” frase algo presuntuosa pero verdadera. Tal vez Mandela no era un genio pero si un hombre íntegro y esos tampoco deberían morir. África y el mundo, unos con más lágrimas que otros, lloran la marcha de ese hombre integro, aún cuando el tiempo y la biología apremiaban el esperado desenlace, la noticia nos golpea y nos duele.
La vida está hecha de gestos y Mandela tuvo algunos que marcaron la historia. Sirvan como ejemplo el rechazo de los interesados ofrecimientos de libertad por parte del régimen en 1984 a condición de instalarse en uno de sus Bastuntanes, ghettos con una independencia ficticia donde se segregaba a la población negra de Sudáfrica, también cuando incluyó al ex-presidente y opositor De Klerk en el ejecutivo de su gobierno al ganar las elecciones de 1994 o como apoyó a un equipo de rugby compuesto, exclusivamente por blancos, en su victoria nacional.
Los historiadores y la prensa, hoy le retratan como un político sagaz, un estratega feroz, un mediador inteligente. Es posible, pero realmente tenía la inteligencia de quien no guarda rencor, de quien no tiene odio, a pesar de la afrenta, de quien persiguió un sueño, o de quien supo dejar atrás venganzas, rencillas y convenció a su gente para caminar juntos, negros y blancos.
Mandela se echó a la espalda un país despedazado, devorado por el monstruo del Apartheid. David contra Goliath. Antes pagó el precio de la revolución con “media” vida en prisión, privado de libertad. Pero al final, creo yo, el bien termina imponiéndose. Y lo hará. Ese es el recado que nos deja Mandela.
Hoy muchos le lloramos sinceramente, otros simplemente mostrarán sus condolencias pero todas y todos tenemos claro Lo importante es que sigamos su estela, con la misma determinación y fuerza. Con todas las consecuencias. Aún queda mucho camino a recorrer tanto en Sudáfrica como en el mundo.
05/12/13
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