En los próximos días, los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la Unión Europea se enfrentan a una negociación sin precedentes, en la próxima Cumbre Europea, que dibujará el futuro de toda una generación de europeos tras la crisis del coronavirus que amenaza con resquebrajar el mercado único.
Bautizado como Next Generation UE, se trata de una estrategia ambiciosa sin precedentes para sacar a la economía europea de la profunda recesión que vive en estos momentos.
¿En qué consiste el plan?
La estrategia propuesta por la Comisión se ancla en un presupuesto comunitario para el periodo 2021-2027 que estaría dotado con 1,1 billones de euros. Con el respaldo de este presupuesto, la Comisión emitiría deuda en los mercados para financiar un Fondo de Recuperación.
Este Fondo, pieza central del plan, tendría 750.000 millones de euros que se distribuirían a su vez a los Estados a través de los programas del presupuesto hasta 2024, de los que 500.000 millones se canalizarían en forma de subvenciones a fondo perdido y 250.000 millones en forma de préstamos.
¿Cómo funciona el fondo de recuperación?
Contaría con tres pilares en función del destino de las ayudas: a Estados, a empresas o al refuerzo de programas que la pandemia ha demostrado esenciales. De los 750.000 millones que tendría en total el Fondo, 655.000 millones (casi el 90 %) irían al primer pilar, el de ayudas a los países.
Y dentro de este primer pilar, la herramienta principal será la Facilidad para la Recuperación y la Resiliencia, que contaría con 560.000 millones de euros del total, la mayoría de los cuales se distribuiría en forma de subvenciones.
Los países podrían utilizar esta herramienta para costear planes de reformas estructurales e inversiones que tendrán que ser aprobados previamente por la Comisión. El resto del dinero del primer pilar se repartiría entre una dotación extra en fondos de cohesión (55.000 millones), el Fondo de Transición Justa (hasta los 40.000 millones de euros) y un refuerzo de las ayudas al desarrollo rural (15.000 millones de euros).
Por su parte, el segundo pilar del Fondo de Recuperación tiene como objetivo movilizar la inversión privada y la medida más novedosa es un Instrumento de Solvencia, que contará con 31.000 millones de euros en garantías para que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) u otros intermediarios financieros inviertan en el capital de empresas que se hayan visto en problemas por la pandemia.
A esto se suma el aumento del plan de inversiones europeo InvestEU hasta los 75.000 millones en garantías. La tercera pata del Fondo servirá para crear un Programa de Salud europeo y reforzar la reserva de equipamiento médico comunitaria.
¿Cuánto dinero le corresponde a España?
La Comisión solo ha preasignado por país los 655.000 millones de euros del primer pilar del Fondo. A España le correspondería hasta un 21,4 % del mismo: 140.446 millones, de los cuales 77.324 millones serían en subvenciones y 66.122 millones en préstamos.
Sería así la segunda beneficiaria solo por detrás de Italia (172.745 millones). La mayor parte de esos 140.446 millones para España saldrían de la Facilidad para la Recuperación y la Resiliencia, en concreto, 61.618 millones en subvenciones y unos 56.630 en créditos.
Otros 1.806 millones procederían del Fondo de Transición Justa, del que es cuarta beneficiaria; mientras que el resto correspondería a ayudas al desarrollo rural y fondos de cohesión adicionales, aunque Bruselas no ha publicado el desglose por país de estas dos partidas.
¿Hay mutualización de deuda?
El sistema planteado por Bruselas no constituye la emisión de eurobonos que reclamaban algunos países, incluida España, pero se le aproxima en el sentido de que la Comisión emitirá con el respaldo del presupuesto comunitario, que es financiado por los Veintisiete.
La Comisión ya ha emitido deuda en el pasado con este sistema, pero nunca en volúmenes tan elevados. Bruselas prevé emitir bonos con un vencimiento hasta 30 años, con lo que el principal y los costes de servicio tendrían que pagarse entre 2028 y 2058.
La Comisión prevé costear estos reembolsos con los futuros presupuestos europeos, para lo que habrá que aumentar la contribución que paga cada Estado en función de su riqueza o introducir nuevos impuestos europeos.
La mutualización completa de la emisión de deuda europea hubiera supuesto que un único país pudiese tener que responder por toda la deuda en caso de impago por parte del resto de socios. Con el sistema planteado por Bruselas, sin embargo, cada Estado será responsable de pagar solo su aportación nacional a los futuros presupuestos comunitarios para contribuir al reembolso.
¿Cuándo llegará el dinero?
El presupuesto y el Fondo de Recuperación deberían empezar a funcionar en enero de 2021. Pero para ello se necesitaría un acuerdo político entre países en julio, ya que después tendría que recibir luz verde de la Eurocámara y de algunos parlamentos nacionales.
No se espera un acuerdo en la cumbre telemática del 19 de junio, por lo que será necesaria al menos una segunda reunión de líderes, que podría tener lugar el 9 de julio y ya de forma presencial en Bruselas, según fuentes europeas.
El plan de recuperación se sumaría a otras medidas ya adoptadas por la UE frente a la pandemia, como el paquete de 540.000 millones en préstamos aprobado en abril para dar una primera respuesta conjunta, los estímulos del Banco Central Europeo o la flexibilización de las normas presupuestarias y de ayudas públicas europeas.
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