El 30 de marzo de 1976, la sociedad palestina convocó una huelga general en protesta por el continuo robo de sus tierras por parte del sionismo israelí. El Ejército asesinó a siete jóvenes palestinos con ciudadanía israelí en las manifestaciones que acompañaron esa huelga. Desde entonces, el 30 de marzo ha quedado marcado como una jornada de reivindicación de los derechos legítimos del pueblo palestino.
36 años después, la colonización de Palestina continúa. Día a día, el Estado de Israel roba tierras, expulsa de ellas a sus legítimos habitantes, construye asentamientos y transfiere allí a colonos sionistas. Estas prácticas contravienen la legislación internacional y los Derechos Humanos y han sido condenadas por Naciones Unidas y por la gran mayoría de gobiernos del mundo, incluidos los de la Unión Europea y Estados Unidos.
Sin embargo, estas condenas no han sido acompañadas por sanciones efectivas, por lo que Israel continúa la colonización sin sufrir por ello ninguna consecuencia. Ya son más de medio millón los colonos y colonas que viven en los asentamientos (huelga decir ‘ilegales’, puesto que todos lo son según la legislación internacional) y el número de hectáreas robadas supera los 800.000.
Dentro de la multitud de actos conmemorativos que se realizan por todo el mundo, el más significativo es la Marcha Global a Jerusalén. La sociedad palestina ha lanzado un llamamiento internacional para organizar una gran marcha cuya meta final sea Jerusalén, ciudad cuyo sector oriental permanece ocupado desde 1967 y en el que se asientan ya más de 200.000 colonos. Pero diferentes fuentes informativas señalan que el Ejército de Israel ha estado recibiendo entrenamiento para una posible represión de la Marcha de activistas pacifistas.
Jerusalén simboliza toda la crueldad de la ocupación. El Estado de Israel no sólo se niega a retirarse, tal y como exige la resolución 242 de Naciones Unidas, sino que impulsa los planes de ‘judaización’ de toda la ciudad, expulsando a los palestinos y palestinas de los barrios en los que habitan desde hace siglos como Silwan o Sheik Jarrah y destruyendo sus casas o entregándoselas a colonos. De hecho, más del 85% de Jerusalén Oriental está ya colonizada.
Leave a reply