Tras el derrocamiento de Pedro Sánchez al frente del PSOE, se abre una etapa en la que se tiene que buscar una salida lo más digna posible para un partido centenario.
Ante la situación de bloqueo político que nos puede llevar abocados a unas terceras elecciones el panorama electoral para los socialistas es muy complejo.
El PSOE está obligado en este momento a decidir entre “salvar los muebles” o “salvar la casa”. Unas terceras elecciones pueden suponer una hecatombe electoral sin precedentes en la historia del PSOE.
Si ya de por sí, con 85 diputados el partido registra sus perores resultados electorales de la historia, una nueva cita electoral puede terminar de hundirlo en el ostracismo.
¿Qué le queda al PSOE? Una solución lo más digna posible. Lo que yo llamo la “abstención pactada”. Taparse la nariz y pactar con el PP la abstención de los once diputados que necesita Mariano Rajoy para ser investido como Presidente. De esa manera, se desbloquearía una situación política sin precedentes en nuestro país, y el PSOE salvaría una nueva cita electoral a la que llega herido de muerte.
¿Cuál sería el futuro? Pues al PSOE no le quedaría otra que irse a la oposición, lamerse las heridas de dos duras derrotas consecutivas, recomponerse con un nuevo liderazgo fuerte que no haya apoyado a la abstención y hacer una oposición contundente, marcando una hoja de ruta a un gobierno en minoría que estaría obligado a derogar leyes como la “Ley Mordaza”, la “LOMCE” y un largo etc.
Pero sobre todo, el gran trabajo que queda por delante, es hacer un importante ejercicio de pedagogía entre la ciudadanía, para recuperar la imagen, el prestigio y el apoyo ciudadano de un partido que está muy tocado.
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