Llega un momento en la vida en la que aprendes a diferenciar entre sueños y objetivos. Y aunque parece una obviedad filosófica, cuesta llegar a diferenciarlos. Los sueños, sueños son. Metas inalcanzables carentes de cualquier tipo de objetividad.
Los sueños me recuerdan a las sirenas mitológicas que embriagaban a los marineros con sus dulces cantos, embaucan de tal manera a las personas que los persiguen, que éstas no se dan cuenta que pueden perder el sentido de la realidad y cuando quieren darse cuenta, han pasado toda una vida persiguiendo cometas en el cielo.
No quiero decir con esto que soñar sea malo, al contrario. En algún momento es necesario dejar volar la imaginación para buscar el ruido del silencio en medio del estruendo, ese que nos guía hacia la paz interior, y nos ayuda a encontrar la fuerza necesaria para seguir adelante en la búsqueda del sentido humano a la realidad. Pero lo que no se puede hacer es pasar toda la vida persiguiendo sueños.
Otra cosa bien distinta son los objetivos. Los objetivos nos los marcamos cada día y en cada momento de nuestras vidas. Sin embargo, los objetivos son cuestiones alcanzables dentro del planteamiento de vida de cada persona. Los objetivos no dejan de ser esa hoja de ruta que nos guía y nos lleva a través del camino de la vida.
Dejar a un lado los sueños y centrarse en los objetivos de la vida, como dije anteriormente, no es fácil. Requiere hacer un profundo ejercicio de autocrítica y querer ver la realidad que te rodea. Es duro, frustrante, desolador y cruel, pero aquella persona que sea capaz, ya no sólo de hacer ese análisis, sino de asimilarlo y aceptarlo, será una persona liberada de esas cargas que cada uno de nosotros nos ponemos a los hombros. Perseguir objetivos y dejar los sueños a un lado te permiten ver el camino de la vida con otros ojos y aprendes a apreciar los pequeños detalles, disfrutando de las cosas sencillas que la vida brinda.
Además, como el camino de la vida está lleno de senderos y atajos que hay que sortear, el perseguir objetivos te permite cuestionarte que, tal vez, no por ser el sendero más fácil y bonito sea el que hay que seguir. Los pequeños cambios en la vida pueden hacerte la persona más feliz del mundo o dejarte en el olvido para siempre.
Por eso, sueña por momentos, persigue objetivos, elije tu camino, decide tu destino…
15/04/2012
Leave a reply