El Presidente del Gobierno acudía al Debate del Estado de la Nación muy debilitado debido a los casos de corrupción que ahogan al PP, el clamor social contra las políticas de austeridad que se vienen desarrollando impuestas por la Troika y una soledad parlamentaria de su grupo, inusual para llevar solo un año de gobierno y para tener el mayor apoyo parlamentario de la historia democrática del país.Rajoy saltó a la palestra y habló del cumplimiento de los deberes impuestos por Bruselas, de la dureza de la crisis financiera internacional, que cuando estaba en la oposición era culpa de Zapatero, y del respeto que tiene España en Europa a raíz de las medidas tomadas. El Presidente dibujó un escenario totalmente diferente al que vive la ciudadanía día tras día y no habló del páramo que ha dejado sus políticas neoliberales en tan solo un año. Recesión agudizada, más paro, precariedad laboral, aumento de la pobreza, privatizaciones de servicios esenciales, corrupción, tensiones territoriales y desahucios.
Mariano Rajoy dejó a un lado el drama social que día a día se vive en nuestro país e intentó desviar la atención anunciando una batería de propuestas muy genérica, que casualmente, son las mismas que prometió en el debate de toma de posesión de hace un año, lo que demuestra que este tiempo de gobierno conservador ha sido una pérdida de tiempo.
La réplica vino del líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien hizo un diagnóstico bastante más certero e incisivo, haciendo guiños a todos los problemas que comenté anteriormente y que el Presidente se dejó en el tintero de manera intencionada. A su vez, el líder de la oposición lanzó una serie de propuestas, mucho más concretas, que van más allá de un acuerdo político temporal. Habló de la reforma de la ley electoral, de la reforma constitucional y de dar mayor participación a la sociedad en lo que es toda una declaración de intenciones y un guiño a los movimientos ciudadanos como el 15-M o el 25-S.
Un buen discurso con bastante carga de profundidad y bien definido por parte de Alfredo Pérez Rubalcaba, se vino abajo cuando en el turno de réplica el Presidente del Gobierno recordó la gestión de la legislatura anterior y lanzó al líder de la oposición duros ataques recordando las `políticas económicas llevadas a cabo por el Gobierno socialista.
Sin embargo, Rajoy se equivocó al enfocar toda su réplica en hablar de la herencia recibida y de la gestión anterior, cosa que por cierto, dijo que no haría en su toma de posesión. Un Rajoy arrinconado por las evidencias, se metió tanto en el papel de atacar a la oposición, que por momentos él parecía el líder de la oposición y estuvo a dos folios de pedir de nuevo la dimisión de Zapatero.
Como conclusión, decir que el Presidente del Gobierno mostró una imagen totalmente alejada de la realidad social y su utilización del “y tú más” atacando al Gobierno anterior demuestra que está noqueado y amortizado. Por su parte, Alfredo Pérez Rubalcaba tiene un pasado de gobierno que, a poco que se la recuerden, es capaz de tumbar cualquier iniciativa que abandere.
Y para finalizar, destacar que lo que más me preocupado de este Debate del Estado de la Nación de 2013, es que el abismo que separa al Congreso de los Diputados de la calle y de los verdaderos problemas de la ciudadanía es cada vez mayor y más acusado. Se hace necesaria una reflexión muy profunda de de donde estamos, a donde vamos y a donde queremos llegar.
20/02/2013
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