Tras el coronavirus el mundo ya no será como era, eso es algo en lo que coinciden todos los expertos, cuyos pronósticos sobre el futuro del planeta para la era «post Covid-19» apuntan a un papel claramente determinante de China, mientras Estados Unidos genera más dudas por la manera en que está afrontado la crisis.
Mientras las debilidades del sistema sanitario estadounidense se hacen patentes con un aumento imparable de casos, China ha logrado dar la vuelta por completo a la percepción negativa que se tenía de este país cuando la pandemia comenzó a extenderse por su territorio. No solo ha frenado el brote, lo que le permite exhibir imágenes de una incipiente vuelta a la normalidad, sino que ofrece ayuda técnica y material al resto del mundo para combatir con mayor eficacia la acelerada expansión de la enfermedad.
Pero el poder de China va mucho más allá de una cuestión de imagen. El país asiático ha logrado subsanar los errores que cometió en las fases iniciales del brote de Wuhan, al adoptar medidas radicales, y ahora su población percibe que su Gobierno «ha solucionado un problema» aunque él mismo lo hubiera fomentado al no actuar a tiempo ante la falta de higiene o unas costumbres alimentarias poco saludables.
En todo caso, queda claro que el gigante asiático está mucho mejor preparado para el futuro, y ahora va a sumar su influencia en el ámbito sanitario a la que ya había ido acumulando en otras vertientes, como la tecnología, la investigación, la industria, las finanzas e incluso las materias primas.
A la postre, aprovechando que la tendencia neoliberal más radical había dejado en sus manos la producción industrial, ahora China está en una posición privilegiada, y son los otros países los que tienen que comprarle, por ejemplo, el material sanitario imprescindible para atajar la pandemia, porque nadie más se había preocupado de garantizar su fabricación.
Y si estamos en manos de China para que nos suministre mascarillas, test rápidos del Covid-19 o respiradores, también podríamos depender dentro de poco del gigante asiático para la recuperación económica, porque esta nación tiene abundantes recursos financieros de los que se ha procurado dentro de su estrategia.
La incógnita estará, cuando se supere la pandemia, en saber si los países van a seguir a su aire, como han venido haciendo desde que estalló la crisis, ahondando en el modelo de los estados-nación guiados por liderazgos fuertes -Trump, Putin, Jinping- o si la dimensión global de la amenaza les hará volver al multilateralismo.
Los especialistas coinciden en que la senda de la cooperación internacional que se consolidó tras la II Guerra Mundial hace tiempo que está en crisis, una inercia que se ha manifestado a la hora de hacer frente a la pandemia, cada uno por su lado.
¿Y Europa? La Unión Europea sigue demostrando que es incapaz de coordinar acciones efectivas conjuntas, y la prueba del nueve vendrá con los famosos «coronabonos» para mutualizar la deuda de sus miembros. Tampoco se salvan los grandes organismos internacionales, como la ONU, que al igual que la Unión Europea carece de instrumentos ejecutivos para responder a la necesidad de la población.
Así que la redefinición de las organizaciones internacionales se presenta como una primera tarea pendiente que quedará tras esta crisis. Una lección más para la agenda mundial posterior al coronavirus, una enfermedad que va a poner en entredicho muchos aspectos del orden mundial tal y como lo conocemos, incluidos sus actuales liderazgos, sometidos a una prueba de estrés definitiva. Y no solo para Trump, también para otros como el ruso Vladimir Putin o los dos principales mandatarios iberoamericanos, el brasileño Jair Bolsonaro y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, empeñados ambos en restar importancia a la pandemia, y además desde posiciones ideológicas opuestas.
Pero lo que todos los expertos tienen claro es que el mundo será diferente y los modelos de organización política y social se van a cuestionar a partir de dos polos muy distantes, desde el más liberal hasta el más restrictivo de los regímenes totalitarios.
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