Frederick Forsyth, el maestro del suspense, fue el culpable de que los bocetos que tenía en un cajón, pasaran a ser una obra literaria. A él, aunque no lo sepa, le debo mi pasión por la escritura. Con sus obras me he sentido el personaje principal en un mundo de oscuridad donde nada es lo que parece. Imagina lo que puedo sentir al tener ante mí su última y definitiva obra.
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