Ponemos rumbo al lugar de los propósitos, dirección hacia las mejores intenciones, equipados con traje del respeto y calzados con el zapato de la perseverancia. Nos reunimos frente a la parada unión y con la mochila cargada de frases, textos, expresiones, dichos, lemas y eslóganes, iniciamos el largo camino.Una palabra, un grito. Una pancarta, un grupo. Una consigna, un mensaje… caracterizan el recorrido. Un camino pacífico, propio, también, de muchas y grandes revoluciones sociales, acuerdos, pactos, cambios y transformaciones. Sin duda alguna, la palabra es nuestro poder. La mejor manera de encauzar los gustos, sentimientos, pensamientos, ideas y opiniones.
Una canción, un libro, un poema, un periódico, una revista, una entrada en un blog constituyen manifestaciones de nuestro poder, del poder de la palabra. Con el reconocimiento mundial de los derechos a la libertad de manifestación, opinión, expresión, información, religión, ideología… se da cabida a la protección legal del arma perfecta de todas las civilizaciones. Se reconoce su eficacia y se protege del ataque de la sinrazón
Quizás parezca un instrumento ineficaz, en ocasiones inútil y en otras escaso para hacer frente a la imposición, la dictadura y la fuerza vil de las armas. Pero la historia pone de manifiesto ejemplo de innumerables situaciones dónde la unión de las palabras gritadas al unísono y alzadas en la voz de la civilización han ayudado a crear el mundo del progreso, el avance y las mejoras.
Este, nuestro mundo virtual conforma también, la telaraña de la comunicación. Una red cada vez más indispensable y donde, de nuevo, la palabra es la mejor arma, el poder de nosotros. La facilidad del teclado dan forma al pensar y al sentir, crea, publicita y extiende palabras de protesta, lucha, apoyo, repulsa, defensa y refuerzo.
Las diferentes y variadas maneras de expresarnos a través de las palabras hacen que se haya convertido en la herramienta más activa y necesaria entre nosotros. Es, sin duda, el mejor instrumento; el tradicional sistema de lucha para garantizar el avance social, político, económico y cultural. Por eso, y tras llegar a la meta llamada “palabra”, y por la que iniciamos este camino, nos instalamos en ella para hacer de su inspiración el siempre y más recurrente y útil poder.
Noemí Navarro.
06/11/2012
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